Cortacésped: Pinche pendejo güey

Hace un par de meses (hace nada, vamos), escribía sobre las decisiones de los recién titulados. Los resumía en dos posibilidades, seguir estudiando o lanzarse a la aventura. Yo me decanté por la segunda.

Cuando escribí aquel post mi experiencia profesional en el ámbito de la publicidad y la RRPP consistía únicamente en las prácticas que hice en el Zinemaldi, y poco o nada me diferenciaba de la horda de nuevos licenciados que venderían a su madre por un puesto de trabajo. Y llegaba ya esa niebla negra y opaca, llena de incertidumbre, que me había acechado todo el verano. Me arrepentí de haberle dado limosna al mendigo de la estación de bus, en vez de ahorrar para los malos tiempos. Pero dicen que las cosas buenas llegan todas juntas y de golpe,y en mi caso no podía haber sido más cierto.

Primero, en forma de prácticas en una de las principales agencias de publicidad del País Vasco, Publis. No he podido estar mucho tiempo, pero me ha valido para conocer por dentro cómo funciona una agencia y es brutal. Aquellos timings y briefings de la universidad eran una mierda, y más sin la presión del cliente real. Un cliente no es un profesor al que puedes manipular con una pizca de oratoria. Y a esto hay que sumarle que ser director de arte y formar equipo creativo con uno de mis mejores amigos en la carrera ha sido una gozada. La gente nos ha tratado estupendamente, son todos unos cracks. Es curioso cuánto les voy a echar de menos con el poco tiempo que he estado en la agencia.

Y digo poco tiempo porque he tenido que dejar las prácticas al mes y pico de entrar. Porque me han dado una beca. Una beca de la ostia. Soy uno de los afortunados en conseguir la beca Elkano para hacer prácticas en el extranjero. Una empresa dedicada a internet me ha seleccionado y me voy un año a México DF. A una de las tres ciudades más pobladas del mundo. Increíble. De vez en cuando las instituciones hacen algo productivo y le dan una oportunidad a un chaval descerebrado, y esta vez me ha tocado a mí.

Todavía no tengo que hacer las maletas, no cojo el vuelo hasta mediados de enero, pero quiero adelantaros que os echare mucho de menos, que escribiré contando mis aventuras, que os voy a dar envidia, que intentaré conocer a toda la gente posible y todos los lugares posibles, que aprenderé a cocinar comida mexicana, que aprovecharé al máximo esta oportunidad única... y sobre todo, repito, que os echaré muchísimo de menos.

Todo esto se suma a la lista de cosas que cuando me este muriendo, ya sea de un infarto a los setenta, de sobredosis de chocolate a los cuarenta mientras mi secretaría chilla desnuda por todo el despacho, o el año que viene agonizando en el maletero de un chevrolet abandonado.... me llevaran a pensar: "Joder. Mi vida ha sido la puta polla."