domingo, octubre 04, 2009

zinemaldi 2009

Han pasado ya unos días desde que terminó el zinemaldi, y aunque en un principio agradecí el descanso, ya echo de menos todo el huracán festivalero. Bueno, menos el despertarme a las 7:30.

En los nueve días que ha durado el festival he aprendido muchas cosas y he disfrutado de otras tantas. Cine lo que se dice cine, poco he visto, salvo una proyección de "The Imaginarium of Doctor Parnassus" (que recomiendo con ganas), pero entre otras  cosas:
  • He asistido al Primer Foro Digital Audiovisual, donde me quedé pegado a la silla escuchando frases como "La implantación de sistemas digitales en las salas de cine no es una inversión, si no un gasto contínuo" y "A pesar de que pueden soportar hasta 16 canales, el sonido Dolby de las salas se suele proyectar como mucho en 5.1"
  • He descubierto una función poco conocida pero vital del festival. Aparte del glamour (decadente) de la alfombra, la presencia masiva de los medios, los siempre polémicos premios y los donostiarras pseudo-cinéfilos que se compran el bono solo para fardar de ello, una de las razones de ser para el  festival es convertirse durante una semana en un punto de encuentro para los profesionales de la industria del cine. Productores, distribuidores, exhibidores, representantes de otros festivales.. están invitados al Sales Office donde se fomenta la compra-venta de películas y pueden obtener contactos, financiación para proyectos, y toda la ayuda que necesiten.
  • Le he quitado la roña a mi oxidado inglés y he llegado a bromear con los angloparlantes.
  • Vi a Tarantino de lejos, la espalda de Brad Pitt, Ian McKellen paseando con su novio (creo), Jim Jarmusch con gafas de sol, la guapísima Naomi Watts, y a otro más que dejo para el final.
  • Celebré mi cumpleaños entre gente que hace un mes no conocía pero me hicieron sentirme en familia.
  • Parte de mi "fiesta de cumpleaños" transcurrió en un elegante cocktail en el Maria Cristina. Supuestamente era un complemento a la gala del cine vasco, pero creo que toda aquella gente estaba allí para felicitarme.
  • Me he traido a casa un montón de cuadernillos, libretas y bolígrafos de propaganda.
  • Tengo posters de Inglorious Basterds y Taking Woodstock.
  • Me he viciado a Grow, unos minijuegos en flash altamente adictivos.
  • He descubierto los mojitos de La Consentida.
  • Asistí a la gala de entrega de premios donde a pocas filas de mí abuchearon a Javier Rebollo por la concha al mejor director y le llamaron sinvergüenza
  • Me hicieron una mini-entrevista sobre mi lugar de trabajo, la videoteca, o mejor dicho: The Film Library.
  • Pero sobre todo he disfrutado de un equipo de trabajo buenísimo y he hecho unos amigos que me han podido hacer la mejor compañía posible. ¡Gracias todos! ¡¡Graciaaaaaas!!
  • Y dejo para el final el momentazo, uno de los más emocionantes de mi vida, que fue encontrarme con el dios TERRY GILLIAM, al que le di la mano, con el corazón a mil por hora le confesé ser un fan de su trabajo y con el que me saqué esta foto:


Y atención, bromeando sobre su última película, ¡se rió de mis chistes! ¡¡He conseguido hacer reír a un Monty Python!! Esto no se puede pagar.

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