Érase una vez un pato. Un pato que decía “cuac”. Este pato vivía plácidamente en un parque para patos donde había más patos que decían “cuac”. Todos los patos adoraban al pato que decía “cuac” porque era el pato que mejor decía “cuac”. Había más patos que decían “cuac”, de hecho todos los patos decían “cuac” (menos un pato que decía “jarl”, aunque ésta es otra historia), pero este pato era el pato que mejor decía “cuac”. Patos de todos los parques de patos acudían a ver al pato que mejor decía “cuac”. Para los patos era una maravilla oírle decir “cuac”. Algunos venían recelosos. Pensaban “no es posible que su “cuac” sea mejor que el mío y el de los demás patos”. Pero al oír el “cuac” del pato, todos coincidían en que este pato era el pato que mejor decía “cuac”.
Pasaban los años y la fama del pato que mejor decía “cuac” crecía sin parar. Todos los patos lo admiraban y deseaban ser como él. No había ningún pato que no supiera quién era el pato que mejor decía “cuac”. Aprovechando el tirón, los patos de su parque empezaron a usar el pato que mejor decía “cuac” como reclamo turístico, llegando a decir que el pato era el pato que mejor decía “cuac” porque vivía en ese parque. Las calles se llenaron de patos que llevaban camisetas con la foto del pato que mejor decía “cuac”. Una docena de patos se suicidaron ese año diciendo que nunca serían como el pato que mejor decía “cuac”. Un pato empezó a vender pociones que convertirían el “cuac” más mísero en un “cuac” digno del pato que mejor decía “cuac”. Varios patos organizaron manifestaciones denunciando que el pato que mejor decía “cuac” era un símbolo que atentaba a la igualdad de los patos y que buscaba la destrucción de la unidad de los patos. Las revistas más populares inventaban cualquier excusa con tal de incluir al pato que mejor decía “cuac” en los titulares y las cadenas de televisión no paraban de emitir entrevistas y reportajes sobre el pato que mejor decía “cuac”.
Patos pintores, escritores, músicos e hijos de banqueros crearon un movimiento anti-pato-que-mejor-decía-cuac y organizaron fiestas donde los patos podían subirse al escenario y decir “cuac” sin temer que su “cuac” no fuera como el “cuac” del pato que mejor decía “cuac”. En esas fiestas había mucha droga y el primer pato que murió de sobredosis en una de las fiestas se convirtió en un mártir por la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac. Varios patos jóvenes empezaron a llevar camisetas con la foto del pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac y muchos patos dejaron de querer ser como el pato que mejor decía “cuac” pasando a idolatrar al pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac. El pato que mejor decía “cuac” decidió dejar la vida pública y se ocultó en una mansión en lo más alto de su parque de patos, donde se hizo a la bebida.
Una canción sobre el pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac llegó a lo más alto de la lista de éxitos y el pato que cantaba en el grupo se convirtió en el nuevo icono del movimiento anti-pato-que-mejor-decía-cuac. Su disco, que incluía la canción sobre el pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac y cuatro remixes más, fue el más vendido durante varias semanas y una conocida marca de zapatillas le pagó una enorme cantidad de dinero para que representara a la marca. Las ventas se dispararon y por la calle todos los patos llevaban las zapatillas del cantante del grupo que hizo la canción sobre el pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac.
Meses más tarde un periódico sensacionalista publicó en primera plana una noticia sobre el estilo de vida del grupo que hizo la canción sobre el pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac, que incluía fotos del cantante manteniendo relaciones sexuales con varios patos menores de edad. Debido al escándalo, la conocida marca de zapatillas rompió el contrato de patrocinio y retiró todos los anuncios del pato del grupo que hizo la canción sobre el pato que murió defendiendo la causa anti-pato-que-mejor-decía-cuac, que se convirtió en uno de los patos más impopulares y despreciados. Motivados por la polémica, los directivos de una cadena de televisión en declive propusieron hacer un reportaje exclusivo sobre el pato que mejor decía “cuac” y se les concedió el permiso para la primera entrevista desde que el pato se encerrara en su mansión. El día de la entrevista encontraron al pato que mejor decía “cuac” ahogado en su propio vómito.
Hoy en día su biografía no autorizada es el libro más vendido del mundo y la revista Time lo considera el pato más influyente del siglo XX.
viernes, diciembre 11, 2009
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cuac
ResponderEliminaryo soy el que decía "jarl"
ResponderEliminaryo quiero una camiseta de esas yarl!
ResponderEliminarOso ona Xabier!!
ResponderEliminarApurtzailea, freskoa...
maite out
grazie mille!
ResponderEliminarme he quedado a CUAC-dros con esta historia xD
ResponderEliminarMe ha encantado, soy fan del pato que mejor decia cuac...!!!Haz merchandaisin ya!!! jajajaja
oso ona!
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