Bueno, hoy toca el típico post "Hoy he comido ensalada y hace buen tiempo y he sacado a pasear al perro", de los que normalmente me producen urticaria, pero ya que la gente me pregunta qué tal me va por DF y qué he visto, pues ala.
Me gustaría comentar los dos domingos de turisteo que he pasado aquí. En el primero mi compañera de curro y yo recorrimos gran parte del paseo de la Reforma hasta llegar hasta la zona histórica. En esta avenida, de 12 km de largo, se encuentran varios monumentos importantes, como el Ángel de la Independencia, el monumento a Colón, la fuente de la Diana Cazadora, así como la Torre Mayor, el edificio más alto de latinoamérica. Incluso la calle fue protagonista de un accidente aéreo, en noviembre del 2008 cuando se estrelló un avión en el que viajaba Juan Camilo Mouriño, el Secretario de Gobernación (que falleció). Se dice que los narcos pudieron tener algo que ver, pero yo no es que sea muy conspiracionista así que prefiero pensar que no (ejem).
Atravesamos la Alameda, un parque muy céntrico de la ciudad, y visitamos el Palacio de Bellas Artes aprovechando que los domingos es gratis, donde pudimos ver trabajos de Diego Rivera, famoso muralista méxicano y marido de Frida Kahlo; y donde me maravillé con la exposición de Pedro Friedeberg. Recomiendo encarecidamente echarle un vistazo a su obra, de un surrealismo postmodernista e irónico que me flipó.
Después subimos a la Torre Latinoamericana, de 183 metros de altura. La entrada cuesta 60 pesos (tres euros) y disfrutas de una vista privilegiada de toda la ciudad. Normalmente la contaminación enturbia un poco el paisaje, pero los vientos de invierno dejaron el cielo limpio como la patena y se podía distinguir el Popocatepetl que está a unos 55 km. Y a pesar de todo, no se llegan a adivinar los límites de la ciudad, imagináos lo grande que es ésto.
También pasamos por el Zócalo, como se conoce a la Plaza de la Constitución, una de las plazas más grandes del mundo. Al lado tiene la catedral, que poco a poco se va hundiendo porque antes la zona era un barrizal, y la inclinación le da un aspecto curioso.
El pasado fin de semana me uní a uno de los planes de despedida de Antonio, un crack que ha estado trabajado en la Agencia Española de Cooperación Internacional pero que nos deja para iniciar otra etapa en Madrid. Sus don de gentes y capacidad de liderazgo quedan patentes en
su aparición en Callejeros haciendo de guía. Una pena que se vaya.
El domingo, después de desayunar como cerdos, nos fuimos a visitar la Plaza de las Tres Culturas, llamada así por la presencia de tres épocas y culturas: la de Tenochtitlan, de la época prehíspanica, con unas ruinas de pirámide; la época española, con una catedral edificada con las piedras de las pirámides; y la cultura moderna, con un memorial a los universitarios asesinados por la policía en esta misma plaza en el 68.
También visitamos el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México, al lado del estadio olímpico, que tiene unos murales impresionantes, tal como se puede ver en la foto, sacada enfrente de la biblioteca.
La siguiente parada fue Xochimilco, una de las delegaciones de DF que se encuentra al sureste y que tiene canales donde puedes navegar durante un par de horas mientras los mariachis te cantan desde otras barcazas o te ofrecen chelas (cervezas).
Y por último dimos una vuelta por Coyoacán y su centro histórico, con un ambiente increíble y acompañados por un fresco clima que nos animó a cenar en una terracita.
Lo dicho: no me gustan los posts de ese tipo, pero puede que de vez en cuando los escriba, sobre todo si hago viajecitos de este tipo. Como el de este finde, que aprovechando uno de los pocos días de fiesta que tenemos, volaremos hasta Yucatán, donde están las pirámides de Chichén Itzá, la ciudad colonial de Mérida, los cenotes (pozos de agua subterranea), y cómo no, el sol y la playa.
Un abrazo para todo el mundo.
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