Ayer hacía zapping mientras cenaba y me encontré con el nuevo programa de Risto Mejide, "G-20", del que me hablaron a la tarde pero no tenía ni idea del formato. Y vaya si me sorprendió. Segun el diario ABC, fue lo más visto del día con un 21,9% de share (3.168.000 espectadores), por lo que somos unos cuantos los que hemos visto cómo RISTO LA HA CAGADO.
¿Por qué? Muy fácil. Porque Risto se había trabajado un personaje interesante y atractivo. Alguien que suscitaba opiniones a favor y en contra, que creaba debates sobre si era de verdad su personalidad o sólo estaba actuando, que se consideraba sinónimo de crítica dura pero constructiva. Todo aquello que la gente no se atrevía a decir, materializado en un tipo oscuro, que lo escudriñaba todo agazapado tras una mesa, a través de unas gafas que lo hacían extravagante y serio a la vez. Bolígrafo en mano, apuntaba sus ideas en silencio para luego, en el momento propicio, soltar ingeniosas ironías y sarcasmos que en el 90% de los casos eran verdades como puños y se basan en un criterio bastante razonable. Un personaje con estilo propio, una marca. A mi juicio, más interesante que Simon Cowell, del que me imagino que Risto es la versión española.
Pero en el mismo momento en el que se ha puesto de pie (literalmente), ha dejado caer su personaje y se ha quedado desnudo. Se ha desecho de su gran baza, para dejar ver a un típico y tópico presentador con "mala baba" que además tiene que rellenar los X chistes/minuto que dicta el contrato. Ayer vimos que la seriedad que le diferenciaba de los protagonistas de los circos donde trabajaba se desvanecía, y al mirar a cámara buscaba una complicidad con el espectador que nunca antes había intentado conseguir. Obviamente no lo logró.
Y no hablemos de su pésima actuación. Esas voces dudosas, esas sonrisas que parecían más una mueca... Hacía amagos de apoyarse en el discurso para disimular otras carencias, pero el patético guión lo dejó convertido en un cómico de chistes malos, muy lejos de sus ácidas críticas anteriores. Fracaso estrepitoso en ese sentido.
Me gusta hacer de abogado del diablo, y diría que estaba nervioso, que es muy dificil dirigir un programa, y que el que no se renueva, muere, y para ello hay que probar... Pero es que, si por lo menos se hubiera currado otro personaje, o simplemente (ya como recurso fácil) hubiese presentado el programa desde detrás de una mesa, las cosas habrían sido muy diferentes.
Ya no voy a entrar a valorar la calidad del programa, claramente pésimo, al que auguro poco futuro si no se pone las pilas ya. Aunque visto por otro lado, y por mucho que me pese, esto es Telecinco, y con toda la basura que tienen en su programación, mantener el G-20 en antena parece un mal menor. ¡Si hasta mejorará la media de calidad de la cadena! Vaya mieeeerda de programas, dios mío.
jueves, septiembre 03, 2009
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