Hay un vídeo en youtube que se llama “gilipollas en bici”. Fue uno de los primeros videos de ostias que la gente enviaba por mail a sus amigos y que sale en todas las recopilaciones de golpes y tortazos de internet. En él aparece un tío que va a toda velocidad en bicicleta y hace un intento de cambiar las manos de cada manillar. Primero se estampa dolorosamente en el suelo y de rebote contra un poste, con la entrepierna. La escena aparece en varios videos, pero el original tiene 1498462 visitas y 2034 comentarios en más de una decena de idiomas. Y subiendo. Hay gifs animados. Pósters. Y hasta camisetas. El que aparece en esas camisetas soy yo. El gilipollas en bici soy yo. Soy un fenómeno de Internet.
Hace cinco años de eso. Bastante tiempo, de hecho lo recuerdo poco. Vacaciones de segundo de carrera en el pueblo, un día normal, pasando la tarde con los amigos. Sólo me acuerdo que la bici era de un colega y que llegué a casa con varios moratones y rozaduras. Que tuve que tirar los pantalones porque estaban destrozados. La anécdota podría haber terminado ahí. Un "¿Eh, te acuerdas de la ostia que se dio Sergio el otro día?" y ya está. Pero no, tenía que estar el tocapelotas de Julián grabando tontadas con la cámara de fotos. Además con la que pilla sonido, para que se oiga cómo mis amigos en vez de venir a ayudar se parten todos el culo.
He soñado con la escena... no sé cuantas veces. He perdido la cuenta. Ya forma parte de mi vida. Deseo pasar página y hasta me he obligado a que me parezca gracioso, pero me es imposible. Sólo pienso que por qué coño hice eso, y siento lástima cuando veo mi cuerpo botar en el suelo y la bici sale volando. Cuando estoy de borrachera en casa de mis amigos y alguien dice “vamos a ver vídeos de ostias”, me tengo que largar. Y no me dicen nada porque bastante tienen con aguantar la risa floja. Estoy convencido que cuando me voy lo ponen. Más de una vez.
Las entrevistas de trabajo son una mierda. No puedo evitar pensar que los entrevistadores han visto el vídeo y me reconocen. En ese momento te sientes el idiota más grande del mundo. Un inútil, una mierda pinchada en un palo. ¿Cómo vas a contratar a un tío que lleva un cartel luminoso que pone TONTO en mayúsculas? A veces aguanto hasta el “ya le llamaremos” mientras me tiemblan las manos y otras veces me bloqueo a la mitad, con lo que me disculpo y suelo salir corriendo por la puerta. O cuando estoy con una chica. Que en algún momento se va a dar cuenta de que soy el gillipollas en bici. A veces va tan bien la cosa que ni me acuerdo, ni me planteo el tema, pero cuando estamos follando siempre aparecen los flashes. En unas pocas ocasiones se me baja el calentón y hasta aguanto un poco más. Una vez una chica se corrió varias veces antes que yo y me dijo que soy un crack. Es la única vez que me alegré del problema. Pero la mayoría de las veces, gatillazo. Ni me molesto en decirles que es la primera vez, me leen la mirada.
Y esa sensación. La que me empuja a ver el vídeo una y otra vez. A veces pasa una semana o dos sin que lo ponga, pero tarde o temprano necesito asegurarme que soy yo el que se pega el ostión. Tengo la dirección en favoritos. Y cuento las visitas nuevas que tiene. Compito con un ruso que se tira desde un primer piso y un redneck que se dispara el trasero. Me he leído todos los comentarios, uno por uno. Varias veces. Lo sé, tengo un problema, pero no me atrevo a ir al psicólogo por si también ha visto el vídeo. A veces pienso en darle una paliza al que grabó el video. Ese hijodeputa de Julián. Pero no serviría de mucho, la escena está ya subida y además la culpa no es suya, la ostia me la di yo. Por tonto. Por gilipollas.
Dios, necesito verlo de nuevo. ¿De verdad ése soy yo?
jueves, julio 08, 2010
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muy bueno, en serio, paseme mas del escritor :P que solo tengo este y el del pato xD
ResponderEliminarSi hay demanda habrá más, y si a tí te gustan merece la pena seguir :-)
ResponderEliminarGracias!