reflexiones de madrugada

Hay varios tipos de gente creativa. Entre ellos están, por ejemplo, aquellos que tienen ideas creativas. Y también tenemos a los que tienen ideas creativas y las llevan a cabo. Diría que es más conveniente ser uno de éstos, porque la creatividad que no sale de la cabeza de uno, ya deja de serlo. Y si eres de los que las llevan todas a cabo, ¡bravo! Eres capaz de tener un pensamiento ingenioso en cualquier momento y amoldar tus planes ya sea para intentar sacarlo adelante a partir de ese mismo momento o te organizas para hacerlo cuando tengas tiempo libre.

En cambio, si eres de los que tienen buenas ideas en momentos inesperados y que muchas muchas muchas se pierden por no apuntarlas o por dejarlas para más tarde,  dirás, "pues al final no mola tanto el plan". No mola ni por ti, porque la idea se ha volatilizado, ni por los demás, que pierden una oportunidad de ver algo.

No estoy diciendo que yo sea un tío creativo, esto viene porque trabajo de creativo. Puedes no ser bombero, pero se trata de apagar un fuego. Puedes no ser vigilante de la playa, pero se trata de hacer el boca-boca. Pues yo tengo que sacar ideas. Y muchas se pierden por el camino y no llegan donde deberían llegar. Porque soy de los que no las apuntan o las dejan para más tarde. Pero claro, esto no lleva a ningún sitio, por lo que esto tiene que acabar. A partir de ahora con el cuaderno a todos lados y a dar preferencia a las ideas.

Bien, ¿pero acaso voy a cambiar la manera de hacer las cosas, así, de un golpe? ¿De la noche a la mañana?

Pues en eso estamos, son las 1:42 de la mañana, llevaba una hora sobando, y con un sueño que te cagas me he levantado a escribir esta mierda de artículo sólo como un símbolo, una demostración de que se puede hacer, incluso con ideas tan malas como esta. Ahora, cuando vengan las buenas, aunque sea a las cinco de la mañana y esté tan a gustico entre las sábanas, me voy a levantar, que coño.

A ver cuánto dura.